¿Qué las amenaza?
La mayor amenaza para la supervivencia de las aves es la destrucción y la pérdida de su hábitat.
Las actividades humanas de ocio irrespetuoso y excesivo, los cultivos intensivos y la destrucción de bosque, la introducción de especies no autóctonas, la caza ilegal, …
Los tendidos eléctricos, los aerogeneradores, el uso ilegal de veneno La polución y generación de basuras son también amenazas importantes.
Durante los últimos 500 años se han extinguido más de 150 especies de diversas aves, atribuible como consecuencia de las distintas actividades humanas; en la actualidad existen alrededor de 1.200 especies amenazadas.
En España, entre las más amenazadas, destacan las asociadas a medios agrícolas, como el sisón, la codorniz o la perdiz roja. Éstas han mejorado ligeramente en el norte.
La situación de las aves de entornos urbanos también es negativa. En declive moderado la golondrina común, el gorrión común, el serín verdecillo, la urraca común y el vencejo común.
Un reciente estudio español relacionaba la desaparición de prácticas agrícolas tradicionales como el barbecho con el descenso de las poblaciones de aves de pastizal. También los insecticidas están dejando sin alimento a las especies insectívoras. Otras causas apuntadas podrían ser la deforestación en las zonas tropicales o el trastorno provocado por el cambio climático, en especial entre las aves que anidan más al norte.
Se produce la paradoja de que mientras las aves más comunes desaparecen por millones, las tradicionalmente más amenazadas se están recuperando. Según el estudio de Science, en EE UU y Canadá hay ahora 250 millones más de rapaces, aves acuáticas y otras tradicionalmente de caza, como pavos y faisanes. Los esfuerzos conservacionistas y la regulación cinegética explicarían esta recuperación que también se está observando en diversas especies icónicas de los cielos europeos.
Exterminio de gorriones: terribles consecuencias
En el año 1958 Mao Zedong lanzó el proyecto del Gran Salto Adelante, que pretendía convertir a China en una gran potencia industrial con varias campañas.
La campaña para potenciar la agricultura consistía básicamente en la declaración de guerra a cuatro plagas, consideradas letales para la cosecha: ratones, moscas, mosquitos y gorriones. El argumento para exterminar al gorrión común (Passer domesticus) era que devoraba el grano almacenado, ignorando que el segundo plato predilecto de los gorriones son los insectos.
La guerra contra los gorriones tuvo una gran propaganda, movida por la necesidad de movilizar a toda la población contra estas aves. Carteles y discursos como “los gorriones son una de las peores plagas de China”
. El ave fue prácticamente extinguida de China pero su desaparición provocó la aparición de plagas de insectos, como la langosta, que asolaron los cultivos siendo uno de los detonantes de la Gran Hambruna China, con millones de muertes entre la población.
Ante esta situación, en abril de 1960 Mao se dirigió a los medios con la frase «suàn le» (Olvidadlos) con la que se concluyó la persecución de los gorriones, llegando incluso a importar aves de la Unión Soviética, pero el daño ya era irreparable, así que se ordenó el uso masivo e indiscriminado de pesticidas.
Cuando llegó el año 1962, el campo chino parecía recién salido de una catástrofe nuclear. Deforestado por las plagas de insectos y cubierto de todo tipo de venenos, se volvió improductivo y con ello fue agravándose la hambruna, con las trágicas consecuencias ya conocidas.